El Rol de las Bibliotecas en Pandemia
El rol de las bibliotecas en tiempos de COVID-19: reflexiones y propuestas
La pandemia de la COVID-19 ha producido un punto de inflexión en el campo de la educación y de la cultura, el cual finalmente nos puede hacer actuar frente al reto de repensar drásticamente los modelos existentes de enseñanza y, también, como solicitan estos días intelectuales y científicos de todo el mundo, un punto de inflexión que nos incite a trabajar en una «reforma profunda de los objetivos, los valores y las economías» (Binoche y Barrau, 2020, párr. 3). La situación que viven las bibliotecas latinoamericanas durante la pandemia hace más necesario que nunca
pensar y a repensar el rol del bibliotecario y de la biblioteca […] más allá del espacio de la biblioteca, más allá del contenido de los libros, que debe estar enfocado más que nunca en la comunidad a la cual sirve y debe redoblar sus esfuerzos para pensar cómo brindar sus servicios de lectura, de información, de apoyo al desarrollo económico, emocional, social y cultural de su comunidad (Oyarzún, 2020, párr. 9).
En relación con la infancia, las reformas deben poner en relieve alternativas al consumismo masivo e irreflexivo que obstaculiza el acceso a una dieta sana de entretenimiento lúdico y cultural. Necesitamos repensar cómo y qué educación, entretenimiento y cultura se ofrece a los más jóvenes desde entornos en los que es posible una interacción digital fluida, pero también habilitar soluciones creativas y atractivas para contextos en los que la enseñanza o el acceso a la cultura en línea es difícil o simplemente no es posible (un problema relacionado con el impacto dispar de la epidemia en ricos y pobres (Fisher y Bubola, 2020).
Tras más de un mes pegados a múltiples pantallas y bombardeados por todo tipo de contenidos, somos más que nunca conscientes de la falta de concentración y rendimiento que produce la maraña inconmensurable de fuentes de información y contenidos digitales que compiten por nuestra atención. Los niños y jóvenes nacidos en una generación ya digital, o al menos aquellos con condiciones socioeconómicas para estar conectados, pueden encontrar contenido sobre lo que quieran a través de una miríada de canales digitales, pero sin orientación caen más fácilmente en lo más mediático y necesitan apoyo para aprender a administrar su tiempo y establecer prioridades. Para que el juego, entretenimiento y aprendizaje digital en el hogar resulte enriquecedor, se necesita el apoyo de organizaciones y profesionales competentes a la hora de filtrar, categorizar y priorizar; agentes de confianza, cercanos, abiertos al diálogo, capaces de ofrecer apoyo fiable y contenidos culturales y didácticos digitales diversos, pertinentes (incluyendo formatos digitales que ayudan a descansar de las pantallas) e idealmente personalizados (Fuller, Lizárraga y Gray, 2015).
Aseguran la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc) (Aínsa, 1999) que las bibliotecas, grandes y pequeñas, son instituciones que deberían actuar activamente para ocupar las labores descritas. Las bibliotecas en el siglo XXI deberán «convertirse en el tesoro del conocimiento humano, participar en la innovación del conocimiento y convertirse en un eslabón importante en la cadena de innovación del conocimiento»4 (Shanhong, 2000, p. 1).
Para reflexionar sobre la dieta de entretenimiento lúdico y cultural que han propuesto las bibliotecas latinoamericanas en tiempos de COVID-19, tomamos como punto de partida una pequeña cartografía de las bibliotecas en una ciudad brasileña, São Paulo. Se trata de ver lo que aquí han estado ofreciendo, sabiendo que, si bien hay disparidades grandes en el funcionamiento de las bibliotecas del continente, puede servir de retrato del momento de la epidemia en un lugar concreto y usarse como lugar desde donde abrir un espacio a la reflexión necesario en estos tiempos inciertos.